Durante décadas, la violencia sexual y de género se reproducía sin protesta en el conflicto interno de Colombia. Distintos grupos armados la utilizaban para infundir terror en las comunidades y destruir el tejido social. También embestían contra civiles LGBTI. En algunos de esos grupos armados, las mujeres combatientes fueron violadas y forzadas a practicarse abortos. Pocas sobrevivientes se animaban a hablar, porque incluso cuando lo hacían, nadie las escuchaba.
Pese a su prevalencia, los delitos sexuales y de género muy pocas veces han sido enjuiciados en Colombia. Sin embargo, mientras ahora se avanza en el cese de las hostilidades, el funcionariado judicial ha comenzado a comprender que para afianzar la paz es necesario terminar con la impunidad. ONU Mujeres ayudó a promover las investigaciones y el enjuiciamiento a poner en contacto a la Fiscalía General de la Nación con las y los mejores expertos internacionales, como Daniela Kravetz, quien durante una década se dedicó a procesar violaciones similares en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.
“He trabajado durante mucho tiempo con las víctimas”, dice Kravetz. “Ellas tienen derecho a la justicia y haré todo lo que esté a mi alcance para que puedan obtenerla”.
Ahora asiste a las y los fiscales colombianos con técnicas para entrevistar a las sobrevivientes y a trazar planes de investigación y teorías de casos legales. Tomando como inspiración los tribunales internacionales, se está instituyendo un nuevo modelo jurídico destinado no sólo a procesar casos individuales, sino también a establecer los vínculos entre ellos, de modo que los líderes que orquestaron las violaciones masivas también sean llevados a juicio. Esta acción llega en el momento oportuno debido a la enorme acumulación de casos que podrían surgir durante la transición a la paz y la probabilidad de que los casos aumenten cuando las y los combatientes regresen a sus comunidades.
A medida que se despliega el proceso más amplio de paz de Colombia, ONU Mujeres también ha apoyado los roles sin precedentes que han asumido las mujeres en las conversaciones. Con capacitación, las negociadoras perfeccionaron sus destrezas para poder ser las más efectivas defensoras de género. Las mujeres participan en pie de igualdad en consultas regionales y nacionales masivas vinculadas al proceso y conforman una mayoría en las delegaciones de víctimas que presentan sus inquietudes en las negociaciones. Un subcomité de género brinda insumos constantes para que la igualdad de género ocupe un lugar central en la agenda.